2 de diciembre de 2013

A destiempo

A veces los brazos no son suficiente; la cabeza manda
Cuando uno está sumergido en el día a día no se suele ser consciente de las consecuencias de los propios actos, ni de las elecciones, ni de las cosas que se dejan pasar; son sólo pequeñas decisiones que se toman.

Cuando uno está sumergido en el día a día no es consciente de que, a corto plazo, hay cosas que satisfacen las necesidades inmediatas, pero que a largo plazo pueden resultar contraproducentes; uno no asume que todo suma y se queda en algún lugar de la mochila.

Cuando uno está sumergido en el día a día no asume que el tiempo pasa y que al mundo le da igual que haga o que no haga o que tome una decisión o la posponga; nada se detiene porque tú te detengas, todo avanza.


Es como cuaquier ley física de la naturaleza, nada escapara a su acción, aunque no seas consciente de ello.  Eso sí, puede que al mundo no le importe lo que hagas o no hagas, pero quizás haya alguien a quien sí le importe.

¿Qué hacer para no tropezar con la misma piedra?


"Antes yo no sabía
por qué debemos todos
-día tras día-
seguir siempre adelante
hasta como se dice
que el cuerpo aguante."

Secreto - J.A. Goytisolo

2 comentarios:

  1. Q pasa Juan Luis... esto d divagar esta bien... es bueno para la cabeza...pero d vez en cuando solo q si no t rayas...jeje. A seguir con el blog q tienes relatos mu'chulos. Nos vemos

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  2. ¡Gracias Javi! Pues sí, va siendo tiempo de dejar de divagar y subit alguno de montaña... que parece que no salgo!

    Salu2!

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