24 de octubre de 2013

Abriendo puertas, cerrando círculos.


Amanece en el Valle de Añes Cruces, siguiendo el GR-11 (Foto: Esteban Pérez)
Cuando cogí el autobús en Benasque camino de Huesca me sentí bastante derrotado; después de tres días de viaje, dos etapas del GR-11 y un de trastear un poco por la zona del Aneto, el resultado de la "expedición" fue de un amigo con la rodilla jodida y el otro compi  un susto al escoger yo unas trepadas cerca del glaciar de La Maladeta que nos dejaron en una zona de placas lisas y mojadas. 

La primera vez que planeo algo en Pirineos y la primera en la frente. 

Aún así, camino de Madrid -y gracias a los ánimos de los compis- la cosa fue tomando un cariz más positivo; la pequeña "aventura" y la sensación de descubrir nuevos paisajes y de enlazar valles desconocidos quedaron ahí. Conocer la sensación de seguir un camino lógico, natural, que conecta dos lugares en principio aislados entre si o de descubrir lo que esconde el otro lado del collado y ver que más allá de donde estás hay más que investigar fue motivamente; recordar esa curiosidad que teníamos de niños, y que parece que despierta otra vez, caló hondo; ganar esa sensación de viajar con los propios medios lejos de casi todo, con ese sentimiento de dejar la civilización atrás, de, como leía hace poco, cambiar el modo de vida por un pequeño espacio de tiempo me encantó.  Sentir algo parecido a la libertad, tomar tus propias decisiones y ser consciente de sus consecuencias fue la pequeña lección. Aprender.

El macizo del Posets desde las granjas de Biados (Foto: Esteban Pérez)
Así que, aunque en un primer momento la derrota pesaba más, a la larga ha sido algo que ha creado un poso positivo. Cosas del ego, supongo; cuando pasa cierto tiempo todo se ve desde una perspectiva mejor.

Aunque no debería, lo que sí puedo reprocharme es el no haber llevado una cámara de fotos en condiciones. De las pocas fotos que conservo, casi todas están desenfocadas o con una calidad muy mala.

¡Ah!, y que no siempre hay que meter 20 kg en la mochila ¡Por más que te quepan!


La casa a la espalda, poco más se necesita. Anochece en Gredos


Todo ha ido evolucionando -un poco-  y las mochilas se han vuelto un poco más racionales que las de aquel viaje -un poco, no mucho, la verdad-.Quizás haya algunos impedimentos que frenen las ansias, pero poco a poco se van superando.

Al fin y al cabo, cuando recuerdo ese viaje, y junto con la ascensión al Mulhacén y al Almanzor de ese año, lo hago como lo que abrió las puertas de una nueva locura, de una búsqueda contínua de nuevos lugares donde descubrir qué hay más allá; ya sea en Alpes, en Pirineos, en Gredos, en Guadarrama o en cualquiero otro lugar.


Sólo queda ser un digno jugador y, si se puede, narrador de esas pequeñas historias sin más importancia que la que tiene lo que te llevas en el recuerdo.
 
"Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo."

Mario Benedetti - "Esta es mi casa"

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